Baja drástica en el azúcar causa impacto psicológico en diabéticos

Orlando, 26 Junio 2018.-Por Maricela Palacio García.  Una drástica baja de azúcar en personas con diabetes puede ser mortal, y quienes sobreviven a un evento de ese tipo, llegan a tener un impacto psicológico que les lleva incluso a abandonar el tratamiento, incrementando el riesgo de complicaciones en riñones, vista, corazón y otros órganos.

Quienes suspenden o detienen temporalmente su tratamiento por esta causa, corren el riesgo de que su nivel de azúcar salga de control y se eleve (hiperglucemia) lo que es igual de peligroso.

Estudios basados en evidencias del mundo real (RWE, por sus siglas en inglés), han demostrado que el miedo de los pacientes hace que no se traten adecuadamente debido a la experiencia desagradable y atemorizante que, en casos graves, puede requerir asistencia médica o incluso hospitalización.

Cuando bajan los niveles de glucosa en la sangre, la persona tiene temblores, sudoración fría, arritmia y esta última le lleva al riesgo de un infarto que lo puede llevar a la muerte, además de que se produce daño cerebral temporal y en algunos casos permanente.

En la 78 Sesión Científica de la Asociación Americana de Diabetes (ADA), el laboratorio Sanofi presentó el resultados de los estudios Deliver D+ y Lighting donde se demostró que la insulina glargina U300 reduce los niveles de azúcar en la sangre a largo plazo y también los eventos de hipoglucemia.

A lo largo de 12 meses los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 que cambiaron de la insulina tradicional a esta de liberación prolongada, redujeron las tasas de eventos de hipoglucemia a cualquier hora del día, y particularmente por la noche.

Asimismo, se demostró con el estudio NEO 1 que este nuevo biológico mejora el control de los niveles de azúcar sanguínea, sin aumentar el riesgo de hipoglucemia en las personas con diabetes tipo 1.

Para Antonio Tataranni, vicepresidente senior y jefe de Asuntos Médicos, Diabetes y Cardiovascular en Sanofi, los estudios basados en evidencias del mundo real, confirman los resultados obtenidos en los ensayos clínicos.

Tener conocimiento de la efectividad de esta terapia cuando los pacientes desarrollan su vida normal, sin estar bajo el control de los protocolos clínicos, es una herramienta útil para que los médicos de primer contacto y especialistas puedan tomar decisiones informadas sobre los tratamientos más adecuados.

De acuerdo a la médico internista, Elvira Graciela Alexanderson Rosas, las guías médicas señalan que cuando un tratamiento que es bien administrado no ofrece resultados en los primeros tres meses, debe cambiarse por otro que pudiera resultar más efectivo para el paciente.

La terapia con insulina debe sugerirse en etapas tempranas y no después de 10 o 15 años que la persona con diabetes tipo 2 fue diagnosticada, porque en ese lapso se acumula el deterioro de órganos como el riñón, el corazón y los ojos.